domingo, 11 de enero de 2009

BAJO EL SIGNO DE RENENET ( 13 )

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BAJO EL SIGNO DE RENENET


Áureo


La ancha escalinata dorada asciende curvamente.
Verticales paredes a la izquierda; a la derecha el cuenco de su puente.
Cúpula exterior si es bajo el cielo; cúpula interior si es bajo techo. Cúpulas, moradas, pedestales... un disco blanco de psíquica absorción.

La Ciudad—Casa está desierta, Joya inmensa y recogida.
Etérea Ausencia exterior.
Densa Presencia interior. Vida sin cuerpos.

Ninguna imagen, nada que recuerde a nadie. Pulcritud. Exactas proporciones, Brillantez, colores claros, aire aun más que puro, vivificante.
Soledad de la Presencia.

Desiertos están los pasillos y salones, desiertos pero palpitantes, prestos a la acogida, ligeros, nítidos.

Morada del Dios Viviente. Centro del Universo. KENTEKTÁI.

Rojo y oro, ondeante, el Salón de Trono de Meditación.
Inaccesible. Sagrado. Imperial.

Herméticos corredores se abren al paso, cubiculares, luminosos, de geométricos mosaicos reconvertibles son las puertas, musicales las distancias.
Grandiosa y circular de cúpula transparente es la cámara de ver el Cosmos traducido a variables de color.

Solitario y Musical KENTEKTÁI Permanece en el eje giratorio del Tiempo
Es la Morada del Dios, donde sólo KONS es Presencia.

Centro de una rueda de radios innumerables que intersectan planos concretos, donde el Mismo KONS Se Manifiesta en Avatar e Imagen, y en igual remota sombra de sí mismo KENTEKTÁI en torno Suyo.

Los cielos giran, KENTEKTÁI Permanece. Caen las sombras sobre Sus sombras, los cielos giran, las sombras se apartan. Su Luz es más brillante que toda luz, Sus colores, más excelsos que todo color; Su Luz habla con destellos, Circular, Absorbente, Imperativa.

Si el Avatar mira a Su Dios, el Dios Le escucha.
Y en Su Respuesta viene la Voz del Universo.

Lejano y perdido en un rincón de Su remoto mundo, el Dios sin Gloria desciende por Amor entre los seres, dondequiera que haya consciencias por el Amor es el Hálito de KENTEKTÁI y la Energía que mueve los mundos.

El Dios descendido Ama para enseñar a Amar, e integrar por la Fuerza del Amor el mundo al que desciende en La Armonía.
Como Constructor que construye, como Creador que crea, KONS deja en KENTEKTÁI Su Poder y Su Gloria y Su Soledad, y Viene al hacer habitado con Sus manos de obrero y la Realeza en Su mente.
Días llegarán para las Fiestas y serán necesarios, pero el calendario del Trabajo que las justifica es oscuro y tenaz y disciplinado.

Quien Es Señor de los Cielos bien puede nacer en un pesebre con una sonrisa, y vivir sonriente en una cabaña. Donde Él se siente será el Trono, donde Él habite será KENTEKTÁI. Las potencias invisibles guardarán Su Realeza, noche y día, Su sagrada misión indefectible.
Quien posee el Omnipoder puede y debe descender indefenso al mundo de los seres indefensos y compartir sus angustias. Porque sólo así, descendiendo aun más bajo que lo más bajo, puede recogerse el Amor como el agua en una concha. No es en las cumbres áridas, sino en los hontanares donde el Amor es algo más que una palabra.

Quien tiene en Sí toda Sabiduría, bien puede olvidársela y redescubrirla conforme Le haga falta. Porque la Sabiduría es para la Vida, y la Vida en gran medida puede bastarse sin ella.

El Dios pues desciende a la Tierra sin otro Atributo que Su Divinidad. ...Suairwók...
La Divinidad es poderosa y débil como la sonrisa de un niño. Porque es poderosa a la vez que débil, es Auténtica. Só1o los tiranos necesitan humillar con su supremacía porque los tiranos no son dioses, ni siquiera reyes, ni siquiera valen lo que un hombre normal : —por eso necesitan supremacía—. Los dioses, los reyes y los hombres normales pueden pasarse perfectamente sin ella.
El Dios desciende a la Tierra, Amando en busca de Amor. Como el Amor no puede comprarse, no necesita ser rico. Si tiene dinero no es para comprar Amor, sino esclavos. Los esclavos sirven para las tareas subalternas, que no deben por decoro realizar los dioses excepto como deporte.
Por éso, quien espera bienes materiales del Dios se oferta esclavo, y el Dios le comprará si posee las aptitudes que requiere la función que deba realizar, provisoriamente, en tanto el Dios que deba llegar ocupa el puesto. A Éste, que Se ofrendará en esclavitud de Amor por nada a cambio, el Señor de KENTEKTÁI Le Amará, y abrirá para Él los tesoros de Su Gracia.
Porque el que Busca, Halla; pero el que no busca es el que halla.

La Sencillez del Dios es curva; todas Sus palabras tienen tres sentidos : aquél en el que las dice, aquél en el que se entienden, y aquél —distinto— en el que se realizan. Porque el Centro del Universo es tangencial a cualquier mundo concreto. Pero es fácil saber si unas palabras son de un Dios : Siempre llevan una Luz que enriquece el Alma.
Los seudodioses hablan oscuramente, y sus palabras tienen fatuas espectrales claridades : vidriosos reflejos de la Luz Central. Provienen de la Periferia, oscura y fría; no tienen otro objeto que sorber de las almas la Vida de que las suyas carecen. Son literalmente vampiros

La única guerra que TEBAS tiene establecida es con estos vampiros —monstruos Heáus- guerra a muerte hasta su aniquilación. Psicópatas perversos encarnan el máximo peligro para el mundo : detectan TEBAS mejor que cualquiera después de los Tiuz, Sus divinos habitantes natos. En tiempos pasados la invadieron y robaron Yuro, que usan perversamente. Pero el Yuro mismo que robaron los destruirá —los está destruyendo— arrastrando inexorable sus mentes a la demencia clínica. Porque el Yuro es la divinizante. Relación entre Dioses, lo que Les es propio y natural; pero para los Heáus les es la antítesis de su naturaleza, —por la Ley de Simetría que tal vez será explicada más adelante—.

El Signo de RENENET está en el Trono que aplasta a SETH, y haba pues de SETH como mera referencia; Allí donde habitan los Heáus. Pero su color privativo Azul es el del Cielo de Arriba y es éste el que Nos interesa. Riofyúr —Yuro de la Luz, Yuro Luminoso— sencillo y fácil como una canción de amor y de esperanza, fuerte y entero y sobrio aun en la misma plenitud pasional de su grandeza, Yuro de los Edificadores, TEBAS ÁUREO.

Donde la Sabiduría Viviente sonríe en inocencia.

UNO e Innumerable, Celestial y Terrestre, Primero e Igual, el Dios—Dioses es el Signo de la Presencia : donde Él habite estará la Suprema Realidad del entorno, la resultante de todas sus fuerzas, el centro de todos sus radios.
Él —el Dios—, la clave del arco de la vida comunitaria.
UNO Es KONS, Uno Su Avatar Viviente, en Quien reposa la Esencia de SU NOMBRE y Enuncia el YO; pero Su Esencia se extiende a todos los Nombres-Dioses, como la vida de un cuerpo a todos sus miembros.

ÉSTO Es TEBAS.


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KIR Fénix

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