domingo, 11 de enero de 2009

Libro de ISIS ( 20 )

L I B R O D E I S I S


KONS DE KARNAK Y LUXOR


SEÑOR DE TEBAS


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Vigésimo GONG


KA


El Océano de nuestro corazón anhela ser detenido por dedos de arena. Que la fuerza de lo infinitamente destruido venza un día nuestra fuerza destructora. ¡Oh, Isis, ábrenos Tu seno de quietud!
Madre, he aquí que los Dioses somos tus niños, tus pequeños niños indefensos :
¡Madre, he aquí que el Fuego ya ha encendido todo lo que podía arder, y que el agua ha llenado todos los abismos; he aquí que la Tierra está cansada, y cansados los astros… Todos pedimos la mirada piadosa del olvido.
Como bandadas de pájaros salimos de Ti al despuntar el día; como bandadas de pájaros volvemos a Ti al caer la noche. ¡Madre, ábrenos tu seno de quietud!
Hemos jugado el juego de la Vida : de la Muerte ; hemos atronado los mundos con nuestros cantos y nuestros gritos, y hemos hecho todas las locuras posibles. Nuestra vida, Madre, está colmada.
Por hoy… ya basta. Mañana volveremos nuevamente a rebelarnos; pero, esta noche, Madre, ¡Ábrenos tu seno de quietud!, duérmenos en el sueño del olvido; porque somos tus pequeños niños…
Hemos vuelto con el polvo de todos los caminos, y nuestros bellos colores están manchados de sombras : ¡¡Llora el rocío, Madre, llora el rocío!... no queremos jugar más en este día, y estamos cansados de ser Dioses… queremos la igualdad absoluta y el Olvido. Dános, Madre, el éxtasis de la Extinción.
Nuestras Mentes están hastiadas del excesivo realismo : ¿de qué nos serviría conquistar todos los Universos , si perdemos la ciencia secreta de la alegría?: Queremos menos verdad, Madre, y más poesía; queremos el arrullo de tu canción de cuna… Límpianos , Madre, del seco saber, del árido dominar; límpianos con la pulsación roja de la sangre, y verde de la savia, y blanca de la luz, y negra del olvido… Límpianos de todo lo que se ha vuelto viejo y muerto en Nosotros, de lo que en Nosotros vive sin ser YO…
Durante el día, cada uno ha hecho su voluntad; hagamos ahora Todos la Voluntad Común. Todas las cuentas están saldadas; haya pues, paz en nuestro corazón. Oh Isis, venga a Nosotros el sueño, venga a Nosotros la Paz y el olvido. Por hoy, no queremos más Justicia, no queremos más Venganza, no queremos más Bien ni más Mal. Todo está consumado; acabe pues en buena hora. El que pedía, cesó de pedir; el que perdía, cesó de perder; no pretendemos que nuestra Justicia sea perfecta : simplemente, nos hemos cansado de jugar.
¡ Madre… somos tus niños indefensos!...
Ahora queremos el Olvido porque hemos envejecido demasiado en este Día, porque nos hemos hecho excesivamente adultos, y añoramos el lejano primer canto de cuna.
Somos Horus, tu pequeño Horus que renace en tus brazos.
Enséñanos a olvidar, Madre, limpia nuestra Mente de recuerdos y nuestros oídos de palabras, para que veamos con la primera inocencia. Bárrelo todo, Madre, con el soplo de tu melodía… Barre las sombras …. Y las dudas… y el olor viejo… Bárrelos con tu lluvia de lágrimas gozosas , y haznos puros de toda contaminación.
Somos Horus, tu pequeño Horus que renace en Tus brazos.
Él renace en inocencia y alegría, con ojos limpios y mirada pura. El ayer es una vaga sombra que se disuelve en luz. Los hilos se rompen, uno a uno… se rompen en ondulante cabellera que se hunde y se esfuma en el olvido…
Soy Horus, Madre, tu pequeño Horus que quiere dormir en tu regazo. No dejes que vuelvan los hilos, no dejes, Madre, que me prendan, no dejes que se enrosquen a mi debilidad. Cúbreme con tu arrullo, con el canto musitado de la Noche, y ellos huirán; no se ateverán a arrancarme de Tus brazos..
Madre, soy tu pequeño Horus indefenso…
¡ Llora esa lluvia de lágrimas gozosas: llora, Madre, aunque sea una… una sóla lágrima! Llora Madre… ¿ No ves que me angustian Tus ojos secos?
¡Si he vuelto, Madre, si he vuelto!.... ¿¡Por qué no lloras!?...
Yo esperaré; esperaré frente a Ti; hasta que llores la lágrima.
¡Así, Madre… así!
“ Toda Tú eres un inmenso y negro rodar de estrellas, de lágrimas vibrantes que caen sobre mi corazón sediento y sobre mis ojos, como un estremecido y tierno mundo de cristal. Y yo corro a través de Tus lágrimas, por dentro de ellas, libre al fin incluso de Yo Mismo, hasta tu negro y rutilante Seno de Quietud.
¡Oh, Madre Isis, mi bienamada!...
Como bandadas de pájaros salimos de Ti al despuntar el Día: como bandadas de pájaros volvemos a Ti al caer la Noche. Todas las cuentas están saldadas, Hermanos, hagamos pues a nuestra Gran Madre Isis; y no haya más “tú”, ni “yo”, ni “él”, sino un Gran Yo Maternal que a todos nos cobije. Hagamos a Isis, para que, al amanecer, Isis vuelva a hacernos a Nosotros. Y entre tanto haya paz en nuestro corazón; paz en el olvido; paz en el sueño… soñemos con Isis; soñemos a Isis; soñémosla hecha del Gran Todo que Nosotros formamos : ¿qué importa que durante el día seamos tal vez mortales enemigos?; en la Noche sois Isis, la Gran Madre ante la que todos somos Horus, su pequeño Horus indefenso.
¡Madre, ábrenos Tu seno de quietud! Somos Horus, tu pequeño Horus que renace en tus brazos; ¿no tendrás piedad para nosotros?... ¿no llorarás la lágrima del olvido?
¡Oh Madre Nada, oh tierna Madre Inexistente, cántanos por Tu Amor la más tierna melodía de nuestra música; que nuestra propia Voz nos arrulle; que nuestras soledades se tornen apretado abrazo en torno a Tu Nada; que el Yo se bifurque en el abrazo:

¡Oh, dulce Madre Isis, Corazón del Centro de mi Vida; Yo… Yo… Soy mi Yo Materno… Yo… Isis… Isis… Yo soy mi propio hijo… Yo… Yo me engendré en el Amor a Mí… en el seno de Mí… Isis… Isis… Madre Mía… ¡Horus… Horus… Hijo Mío… Yo… Osiris… Yo…

La Vida y la Muerte son en Mí un sueño infinitamente reversible. Yo sé que tejo y destejo el hilo de mi propia existencia, de mi propia inexistencia… Nada me debo, y … NADA ME DEBO; hay pues paz en mi corazón. Al amanecer me deshice en infinitos seres, en infinitos sueños…, he poblado el Espacio de tus y el Tiempo de recuerdos y esperanzas; Yo… Yo… Y me he dividido hasta perder toda consciencia de Mí. Debo haber muerto… ahora, en el comienzo de la Noche, cuando mi Yo sombrío destruye mi Obra Luminosa, comienzo a reencontrarme, en esta Nada que debo ser…, todos mis sueños vuelven a Mí en busca de Paz; mis infinitos hijos que, volviendo, Me reconstruyen. Cuando ellos duermen en la Nada, Yo velo; cuando Yo me esfumo en el sueño y el olvido, ellos regresan…. Cada tarde, vuelven y me piden… vagamente… “Madre… ¡ábrenos Tu seno de Quietud!”… Y Yo abro mis ojos… vagamente llenos de lágrimas… en este Abismo Claroscuro…; pero, no sé… no llego a saber nunca del todo…
…Deduzco que, alguna vez, Alguien cruza el Abismo…; porque veo en un tierno y estremecido mundo de cristal, algo o alguien que cruza hacia Mí… y se Me abraza como un pequeño niño temblando de miedo y de frío, entre sueños… ¡Está todo tan oscuro!... Pero él se duerme en mi regazo; y Yo acaricio su cabeza… acaricio… acaricio….y canto una canción de cuna que no sé cuándo aprendí ni quien me enseñó…
Horus, mi pequeño Horus
ya están rotos los hilos de la jaula
dorada,
ya eres libre, pajarillo mío
vuelve a tu nido.

…ya están rotos los hilos…
---¡Madre, Madre, ábrenos!...
…los hilos de la jaula dorada…
---¡Tu seno de quietud!...
…Un tierno, estremecido mundo de cristal.
---¡No!... ¡No!... ¡basta ya!
…vuelve a tu nido… Vuelve… vuelve…
---No se atreverán a arrancarme de tus brazos.
…¡Está todo tan oscuro!... Nunca llego a enterarme del todo, pero, ¿qué importa eso ahora?, duerme, pequeño mío, duerme en mi regazo; Yo velaré tu sueño, velaré hasta el alba… Y luego, Amor, Tú velarás el mío… ¿Para qué quiero saber más? Yo acaricio tu cabeza, acaricio…, acaricio…


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El Océano de nuestro corazón anhela ser detenido por dedos de arena.

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KIR Fénix

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