martes, 16 de diciembre de 2008

BAJO EL SIGNO DE RENENET ( 12 )

BAJO EL SIGNO DE RENENET

( 12 )

Llameante



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Sube la vibración del motor representando cualquier clase de acción o movimiento. Luego se aleja, decae, decrece...
Planea leve y segura la horizontalidad, siempre aparentemente inmóvil, siempre estática, adscrita a sus fundamentos.
Retrocede la memoria a tiempos lejanos, cada vez más lejanos, devorándose a sí misma y devorando a otras memorias
Avanza a tientas la mirada hacia el Futuro, hacia dentro de un
rato, hacia mañana, hacia dentro de quinientos años, hacia el próximo fin de semana. Ver siquiera un centímetro de Tiempo con certeza.
El Ayer está constelado de luces como una ciudad lejana en la noche; luces que se limitan a estar geométricamente entre ellas.
Estable, la tierra sobrevive, con la falsa historia que puede hacer un niño de un anciano.
Cuando la vibración se extingue toma la vez el viento, seco, inútil, árido, sin nubes que llevar.
Y es la erosión el tributo que le ofrece la tierra.
PUNTO MUERTO.
Fluctuante una nueva llamarada brota del instante de extinción.
Relampaguean las sombras en el suelo inmóvil; ni el viento ni el motor ni los relámpagos bastan para
persuadirle de que deje de mirar hacia su adentro.
Hacia allí donde las masas oscuras se aglomeran alrededor de un rojizo centro.
El vestigio de una fuente desecada de Energía que fue TODO antes que las masas fueran, de la que todos bebieron.
Un día las burbujas volverán a unirse después de haberse
alejado la esférica distancia.
Y todo estará como Antes pero invertido : por sorpresa del infinito ; por incapacidad progresiva en las cerradas órbitas invisibles.
Estructuras Englobantes que nadie vió jamás, PERO QUE EXISTEN.
Se soñó que el mundo estaba rodeado de barreras protectoras como meninges; un cielo de bronce, una bóveda de estrellas fijas, una cúpula inmensa y lejana tras la cual los buenos Dioses contemplaban la tierra.
Se demostró con telescopios que la teoría era falsa; se perfeccionaron los instrumentos de observación ópticos y electrónicos. Y se cayó en un nuevo Dogmatismo sensorial y matemático.
Nuevos ptolomeos sucederán a nuevos copérnicos. La Tierra no
pero sí la Consciencia volverá a ocupar el centro del Universo.
En los Extremos Límites -no de la Realidad pero sí de la Posibilidad- la Realidad se detiene. Más Allá HAY, pero como si no hubiera : jamás la reflexión escapará del círculo.
Sólo una espada puede atravesar lo que siempre se muestra tangencial y cóncavo; sólo algo no resbala en la ilusoria sutileza declinante: el Absurdo frontal.
Matemos las verdades.
Mucho más fácilmente que se monta el edificio de la Razón puede desmontarse. Hagamos manicomios de locos perfectamente cuerdos : mentes sólidas capaces de vivir sin destruirse en ambientes demenciales y veamos qué sucede.
Alguna vez se hará, siquiera por el único motivo de que nunca
se hizo anteriormente; o porque cada vez está más claro que en el fondo de su alma la Razón es cobarde, y chilla y se horroriza de sólo pensar que pueda repudiársele como a esposa vieja y decrépita -que es lo que es, con su anciano regocijo de impotente cada vez que a un acto irrazonable le siguen resultados poco gratos-.
Se intentará y se obtendrá éxito. Si no la primera vez la que
haga cincuenta, o noventa o quincemil.
Se logrará vivir en el Absurdo, confortable y establemente, una vez perforada la primera Estructura Englobante, de la que la Razón es ferviente adoradora.
No un paso atrás,
sino un paso hacia adelante.
previo a las viejas comunidades agrarias que caldearon la Razón al calor de sus establos. Antes aún de las hordas recolectoras que inexorablemente sucederán al Hundimiento.
Será un paso de llama ascensional, hacia adelante concebido como Arriba. Un paso Absurdo hacia el Absurdo concebido gratuitamente como Liberador.
PUNTO CERO de la Consciencia Establecida sobre Su Propia Personal Vivencia.
El PORQUE SÍ sin claudicaciones.
La Solidez recuperada de fatuos puntos de apoyo.
Como en los Muy Antiguos Tiempos.
Así también mañana.
No hace aún quicemil años,
en las regiones hiperbóreas y en la tierra de Egipto
surgió el mismo Pensamiento y la misma Palabra que hoy resurgen,
La NADA Viviente,
contemplando el Fuego Azul en un cuenco oscuro de barro.
Como punta de lanza de la misma Tierra.
Y de los sueños aun más Antiguos.
Con Sed de Porvenir.
Restallaron los mismos relámpagos,
la misma Irrenunciante Perennidad que creó a este mundo
Absurda, Colosal, Cambiante, austeramente Generosa de Sí Misma,
Celestial,
porque celestes son las hondas raíces que Le nutren y propagan;
Se erigió por monumentos las montañas y los mares;
Se hizo Poesía y Leyenda;
Vió y Esperó.
No murió porque No Muere,
no La verá morir ninguna efímera cofradía de astrónomos
A veces por placer resurge en Islandia, y en el corazón de los
Volcanes : Es la Fuerza Inmemorial, Telúrica, Presente y Ausente,
UNA con el Sol y las estrellas, UNA con el Yo de la Consciencia,
UNA y TOTAL, Que Permanece y Relampaguea; Que ES,
Fue,
y Será.
Si se extingue, reaparece; si se duerme, redespierta;
si abandona un camino, encuentra cinco: tierra, savia, sangre,
fenómeno
y alma.
Si reflexiona es por gustar también el infantil placer de
darse vueltas; como la Tierra, que rota y orbita.
Todos los seres tiemblan porque Su Nombre es KUK —“Cosa Primordial”—.
Pero sería absolutamente necio ponerse tétricos;
y además, enfermizo;
y además, inexacto;
y además, inútil.
KUK es Estupendo, —Dios y Señor de las Ctonias—.


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KIR Fénix

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